Seamos honestos, todos hemos pensado alguna vez en lo fantástico que sería tener millones de dólares en nuestras cuentas. ¡Y es que simplificaría muchísimo nuestras vidas! Poder comprar lo que queramos, viajar por el mundo y darnos la vida que sin duda merecemos.
Sin embargo, no todos los millonarios piensan de esa manera. Algunos se preocupan tanto de su fortuna, que tratan de gastar solamente en lo estrictamente necesario. ¿No me crees? Tal vez deberías investigar un poco sobre la vida del dueño de IKEA, quien a pesar de tener cuantiosas sumas de dinero, se negó a cambiar su auto de toda la vida.
No obstante, hoy queremos compartir la historia de un personaje aún más tacaño. Una mujer que se convirtió en toda una leyenda en Wall Street por ser audaz en los negocios y las finanzas. Sin embargo, a pesar de su gran éxito financiero, jamás derrochó ni un centavo. Tanto así, que el libro de records Guinness la nombró “la mujer más avara de la historia”.
Todos conozcan a Hetty Green
Mejor conocida como la “Bruja de Wall Street”, fue la mujer más rica del siglo XIX. Cuando murió, en 1916, su fortuna era de casi 200 millones de dólares, dado que ella se encargó de hacer muy buenas inversiones y jamás despilfarró en cosas que considerara innecesarias.
Desde temprana edad, Hetty Green, nacida Henrietta Howland Robinson (21 de noviembre de 1834), mostró aptitud para las finanzas
Ella abrió su primera cuenta bancaria a las ocho años y recibió gran parte de su educación, leyendo las páginas financieras a su abuelo casi ciego, discutiendo cada acción y bono en detalle.
Oriunda de Bedford, Massachusetts, sus padres eran Edward Mott Robinson y Abby Howland, heredera de la familia Howland, dueña de una de las flotas balleneras más ricas de la ciudad
Los Howland también controlaban la mayor parte del comercio de la zona proveniente de China. Se creía que el padre de Green, Edward Robinson, se había casado con la enfermiza Abby, solo para obtener el capital inicial necesario para comenzar su propio negocio ballenero.
A la edad de dos años, Hetty vivía en casa de su abuelo, Gideon Howland. Debido a su influencia, y porque su madre estaba constantemente enferma, creció más apegada a su padre
Cuando tenía 13 años se convirtió en la contadora de la familia. A la edad de 16 años, se matriculó en la Escuela Eliza Wing donde permaneció por tres años.
Su madre murió en 1860, dejando a su hija $8000 dólares (el equivalente a $213.000). Poco después, una tía legó a Hetty $20.000 ($533.000) más
Edward Robinson murió en 1865, legando a Hetty aproximadamente $5 millones ($78.228.000) de dólares, que incluía un fideicomiso de $4 millones que generaba ganancias anuales
¿Y cómo obtuvo finalmente toda su fortuna?
Green heredó 5 millones de dólares tras la muerte de su padre, Edward Mott Robinson, dinero que en menos de dos décadas multiplicó, gracias a sus grandiosas habilidades para los negocios e inversiones.
La Sra. Hetty Green, la mujer más rica de Estados Unidos
Inicialmente, Hetty usó el dinero para invertir en bonos de la Guerra Civil
Luego, llevó su dinero a Wall Street donde por años había estado invirtiendo con fondos de su padre, pero una mayor base de capital le abrió nuevos horizontes
Ella se valió de técnicas de capitalización, inversiones de bajo riesgo y protección fiscal (que rayaban en la evasión), combinando este formidable trío con increíble éxito
Compró bonos e inmuebles a precios de descuento en cada crisis financiera. Cuando los mercados se cerraban, Green iba y compraba
Otorgaba préstamos de emergencia a banqueros desesperados y luego reclamaba los capitales, más los intereses, y vendía nuevamente las inversiones
Su único error de cálculo fue cuando se casó con Ned Green, un millonario y exitoso especulador
El temperamento inversionista de Hetty era totalmente opuesto al de su marido. Pero ella fue lo suficientemente prudente y solicitó a Ned firmar un acuerdo prenupcial, renunciando a los derechos sobre su fortuna, y así mantuvieron sus finanzas separadas
Tuvo que pagar fianzas por su marido varias veces antes de separarse extraoficialmente de él. Tuvieron dos hijos y ambos terminaron viviendo con su madre
Su relación con sus hijos siempre fue tensa hasta su muerte. Su hija abandonó el hogar después de casarse, y su hijo trabajó sin sueldo durante años como su empleado
Irónicamente, Hetty siempre vestía un gastado vestido negro, el cual evitaba lavar continuamente para ahorrar en detergente
Uno se imaginaría que cualquier millonario usaría ropa de diseñador y luciría increíble, no obstante, esta mujer fue completamente atípica. Ella prefería lucir como mendiga, por lo que la gente constantemente le daba limosnas, algo que no molestaba a Green.
Es más, ella guardaba el dinero regalado para sumarlo a su fortuna
De hecho, lo depositaba en el Chemical National Bank de Estados Unidos, para sumarlos a su fortuna, la cual llegó a los 200 millones de dólares, dinero que en la actualidad se traduce a unos 4000 millones de dólares.
Por alguna razón, esta mujer era demasiado tacaña como para disfrutar su dinero
Es más, ella mantuvo una vida bastante sencilla con el fin de gastar lo menos posible.
De acuerdo con esta peculiar mujer, su técnica consistía en comprar cosas que nadie quería para luego venderlas cuando aumentaran de precio
“Compro cuando las cosas están a la baja y nadie las quiere. Las mantengo hasta que suben de precio y la gente está ansiosa por comprar”, declaró al New York Times en noviembre de 1905.
Después de vivir con sus dos hijos, Hetty decidió arrendar un departamento de 5 habitaciones por 23 dólares mensuales
No obstante, después de un tiempo consideró que eso era demasiado gasto, por lo que se trasladó a un hotel económico, donde alquiló la habitación más barata y modesta, de esa forma también se ahorraría los impuestos.
A pesar de contar con muchísimo dinero para esa época, jamás contrató sirvientas
Ella prefería encargarse personalmente de los quehaceres y de las compras.
Es más, se dice que ella compraba las galletas quebradas porque estaban en rebaja
Y que devolvía las cajas de las frutas para recuperar 5 centavos por cada una.
Otro gasto que siempre consideró innecesario eran los doctores
Green decía que estos profesionales no eran más que unos “ladronzuelos”. Y era tanto su rechazo hacia ellos, que cuando su hijo se lastimó la rodilla, prefirió dejar que la herida del pequeño se infectara, antes de tener que pagar los honorarios del médico. Dos años después, al niño tuvieron que amputarle la pierna.
Y lo mismo le ocurrió a ella, pues se negó a pagar los 150 dólares que cobraban los médicos de la época por una cirugía para extraerle una hernia
Para ese entones, la anciana mujer prefirió aguantar el dolor, lo que la llevó vivir los últimos años de su vida en una silla de ruedas.
Posteriormente, sus hijos contrataron servidumbre para que la atendieran
Por supuesto, como sabían que su madre se enojaría al enterarse, le pidieron a las sirvientas que vistieran de civil al momento de ayudarla.
Finalmente, la tacaña mujer murió de un ataque al corazón causado por una discusión
Pues en su último día de vida, Hetty tuvo una rabieta por el alto costo de la leche y fue ese enojo el que la llevó a la tumba.
Dejando así su fortuna casi completamente “virgen”
Pues jamás derrochó ni un centavo de los 200 millones de dólares que guardaba en su cuenta.
Desgraciadamente, sus hijos despilfarraron todo ese dinero sin piedad
Ellos jamás aprendieron ni el más mínimo hábito de su madre, “la bruja de Wall Street”.