No es ningún secreto que las niñas tienen relaciones especiales con sus padres. Son nuestros protectores, nuestro apoyo, y simplemente son los mejores hombres del mundo. Así es como Anne Castillo se siente con respecto a su papá. A pesar de su condición, se convirtió en un ejemplo de fortaleza y coraje para ella, y además ha sido un ser humano maravilloso en su vida. Se enfrentó a muchos abusones, pero nunca dejó de admirar y amar a su padre. Y en su cumpleaños, ella decidió hablar honestamente sobre este hombre en una publicación increíblemente conmovedora.
En Genial.guru queremos compartir contigo la carta de Richie Anne con su permiso, y las palabras no son suficientes para describir los sentimientos que esta nos despertó.
“Querido papá:
Hoy celebramos un momento muy especial y milagroso. Hoy cumples 50 años, y me siento tan bendecida por que continúes viviendo una larga y hermosa vida. ¡Los médicos todavía están asombrados por eso! Sé que no podrás leer estas líneas porque no sé si tienes Facebook, pero quiero que todo el mundo sepa lo orgullosa que estoy de que seas mi padre. Quiero que todos conozcan lo hermoso que eres por dentro y por fuera.
Papá, me tomó tantos años antes de reunir el coraje suficiente para enfrentar a todos, porque puede que no todos sepan la verdad, ya que es bastante confusa. Regresando a la escuela primaria, me molestaban y acosaban porque decían que eras diferente. Cuando era niña, no te veía distinto, te veía como mi padre. No entendía por qué se burlaban de mí y me llamaban anormal. Comprendí esto más tarde, y eso me convirtió en una cobarde. Pero te mereces más que la hija cobarde que soy. Mereces amor, comprensión, paciencia y aceptación, tal como cualquier persona con síndrome de Down.
Aquí estoy, redactando un saludo de cumpleaños porque nunca he hecho algo así. Te mereces algo mucho mejor.
Papá, eres el ser humano más fuerte y valiente que conozco. Durante casi toda tu vida has permitido que los médicos te pinchen con agujas y has soportado intervenciones quirúrgicas aquí y allá, diálisis y una larga lista de limitaciones. Pero rara vez te quejas.
Eres el más fuerte porque después de todas esas cirugías, procedimientos y noches en el hospital, te las arreglas para decir: Wa ko mahadlok mamatay kay ni salig ko sa Ginoo, que significa “no tengo miedo porque confío en el Señor”. Siempre pones una sonrisa en tu rostro después de un largo día en el centro de diálisis o después de un episodio de hipoglucemia. Eres el más valiente porque has pasado por mucho y nunca, ni una sola vez, has tenido miedo. No puedo imaginarme poniéndome en tu lugar.
Te he visto en tus peores momentos, cuando te derrumbabas y decías que estabas cansado. Escuchar esas palabras, kapoy na (“estoy cansado”), o sakit kaayo (“me duele mucho”), me hizo llorar durante días y no podía soportar volver al hospital nunca más. Te he visto llorar porque te duele la rodilla por el líquido. No puedo sentir tu dolor, pero cómo desearía poder tomar tu lugar para que ya no tengas que sufrir. Perdiste los dientes, pero eso nunca te molestó ni te impidió comer la comida que amas. Siempre pierdes tu dentadura postiza, buen hombre. ¡Jajaja! ¡Y sé que lo haces a propósito! Había olvidado cómo te veías con dientes o con pelo.
Papá, ninguna cantidad de palabras puede resumir lo que siento por ser una hija ausente. Lamento no llevarte a la playa con más frecuencia, no llevarte tu comida favorita, el dim sum, o visitarte tanto como debería. Si hay algo de lo que me arrepiento es de esconderte de mi vida, porque sigo siendo la misma niña que tiene miedo a ser intimidada. Pero te amo más de lo que podrías saber, papá, y siempre me inspiras. Me inspira lo mucho que amas al Señor, a tal punto que yo misma llegué a amarlo. Además, es sorprendente lo increíblemente inteligente que eres.
Todos te adoran y tú lo sabes. Siempre has podido poner una sonrisa en los rostros de otros. También molestas mucho a la gente, pero te queremos de todos modos. Entiendo que tienes días buenos y días malos (los malos también son nuestros días malos, jajaja). Puedes ser malo a veces y alejar a todos, incluyéndome a mí. Pero solo eres tú, y está bien. Está bien ser diferente.
Podría seguir hablando de ti, pero sería demasiado largo. ¡Felices 50 años, papi! Gracias por llamarme tu única bebé, porque siempre lo seré. Soy fuerte y valiente gracias a ti, y te quiero mucho, papá. Con mucho amor, tu hija”.
¿Qué piensas de la carta? ¿Qué tipo de relación tienes con tu padre? Comparte tus opiniones en los comentarios a continuación.