Al no tener suficiente tiempo, un hijo llevó a su madre a un asilo de ancianos y solo la visitaba ocasionalmente. Un día recibió una llamada porque ella no se sentía bien. Entonces, el hijo, con lágrimas en los ojos, le preguntó qué podía hacer por ella, y la madre le dio una respuesta que le provocó escalofríos…
¿Alguna vez te has preguntado: ¿existe el karma?
¿Se nos recompensa por las buenas acciones o se nos castiga por las malas?
Algunas personas nunca dejan de cuestionar las consecuencias de sus acciones, lo que creo que, en última instancia, les afecta más adelante en la vida.
Tras la muerte de su padre, un hombre decidió internar a su madre en una residencia de ancianos.
Simplemente no tuvo tiempo suficiente para cuidarla con todo lo que le estaba pasando. Ni siquiera la visitaba muy a menudo, sólo cuando tenía algo de tiempo para sí mismo.
Un día recibió una llamada informándole que su salud se estaba deteriorando rápidamente y parecía que estaba viviendo sus últimos días.
El hijo llegó rápidamente al asilo y corrió a la habitación de su madre. Inmediatamente le preguntó si podía hacer algo por ella.
La madre lo miró con mirada penetrante y le hizo algunas peticiones.
Ella le dijo que quería que le cambiaran los ventiladores porque a veces le costaba respirar y jadeaba cada vez que respiraba. También quería que le cambiaran el frigorífico.
A veces no comía nada porque el frigorífico estropeaba todos los alimentos que debían mantenerse a baja temperatura.
El hijo quedó completamente desprevenido.
No creía que su madre supiera que se estaba muriendo.
Con lágrimas en los ojos, le preguntó por qué no le había contado todo antes. Ahora era demasiado tarde.
La madre miró entonces a su hijo con la misma mirada penetrante y dijo: «Sé que voy a morir, pero pienso en ti cuando tus hijos ya no te quieran a su lado… Y te colocarán aquí. .. Entonces encontrarás mejores condiciones… Lo que ofreces es lo que obtienes… No lo olvides”.
Estas palabras rompieron el corazón del hijo en un millón de pedazos.
Sabía que debería haberla mantenido con él y asegurarse de que pasara los últimos años de su vida cerca de su familia, en lugar de ser arrojada a un asilo de ancianos contra su voluntad.
¡NUNCA debemos olvidar que es nuestra responsabilidad asegurarnos de que nuestros padres pasen sus años dorados de una manera que los haga felices!
¡COMPARTE esta conmovedora historia con tus familiares y amigos para recordarles lo fuerte que es el amor de una madre por sus hijos!