“¡No quiero ser madre! Tuve a esta bebé porque era demasiado tarde para un aborto. ¡Cuando acabe esta cesárea, nos iremos sin ella!”, Erica le dijo a su marido, David.
“Es nuestra bebé, Erica. ¡También tengo una opinión en esto!”, respondió David bruscamente.
Mujer embarazada. | Foto: Pixbay
“¡No! ¡Sabías cómo me sentía cuando descubrimos que estaba embarazada! No quiero amamantar. No quiero que mi vida se arruine y no me importa esta bebé. Ya es lo suficientemente difícil tener que entrenar para recuperar mi figura”, agregó Erica.
“Como mínimo, debimos haber buscado una familia adoptiva para la bebé, ¡pero seguiste posponiéndolo! Lo mencioné un millón de veces y siempre decías ‘más tarde’. Honestamente, pensé que habías cambiado de opinión por eso”, aseguró David, molesto.
“No hay necesidad de toda esa molestia cuando pagamos impuestos para que este país tenga servicios sociales. El hospital encontrará padres para la niña, y no quiero oír una palabra más al respecto”, dijo Erica.
David calló, pues no quería pelear más. Unas horas más tarde, llevaron a Erica al quirófano para su cesárea programada. Mientras tanto, en la sala de maternidad, otra mujer atravesaba una situación completamente diferente. La bebé de Jessica nació prematuramente.
Bebé llorando. | Foto: Shutterstock
Los médicos estaban haciendo todo lo posible para salvar a su hija, Lucía, pero le dijeron que no se veía bien. Jessica miró a su hija a través de la incubadora cuando su enfermera favorita llevó a otra niña sana a la sala.
“Al menos, una familia feliz está celebrando a su hija”, dijo Jessica a la enfermera Maite.
“Bueno…”, comenzó diciendo la enfermera con el ceño fruncido.
“¿Qué?”, Jessica preguntó, confundida.
“No debería decirte esto, pero vi a la esposa y al esposo peleando por su bebé. Ella no quiere quedársela y el esposo no pudo hacerle entender”, explicó la enfermera Maite.
“Ah. Bueno, supongo que es una elección válida. ¿Pero ya encontraron padres adoptivos?” Jessica preguntó de nuevo.
“No. Por eso también pelearon. El esposo pensó que su esposa había cambiado de opinión acerca de quedarse con la bebé porque ella no comenzó ese trámite”, reveló la enfermera, antes de irse para continuar trabajando.
Jessica quedó descolocada. Ella no podía creer que alguien fuera tan irresponsable y desalmado. El bebé de Jessica no había sido planeado, pero estaba muy emocionada de convertirse en madre.
Enfermera. | Foto: Pexels
Unos momentos después, un hombre entró en la sala y sostuvo a una bebé. “Usted debe ser su padre”, dijo Jessica tentativamente.
“Técnicamente, sí. Pero no sé si podré quedarme con ella. Mi esposa es… difícil. Ni siquiera la quiere amamantar una vez”, respondió David. Se notaba el dolor en sus ojos.
“Ojalá que todo se resuelva…”, comenzó a decir Jessica, pero el monitor de su hija comenzó a sonar y los médicos entraron rápidamente en la sala. Tomaron su incubadora y entraron a cirugía.
Lamentablemente, Lucía no sobrevivió, y su madre amargamente lloró en la sala de maternidad.
“Lamento mucho su pérdida, señora”, le dijo David. “¿Hay algo que pueda hacer por usted?”
“No. Bueno… mirar a su hija me hace sentir mejor. ¿Ha pensado en un nombre?”, preguntó Jessica, aun entre lágrimas.
Mujer llorando. | Foto: Pixabay
“Estaba pensando en Marina, por mi abuela”, respondió David.
“Encantador”, respondió Jessica, con una pequeña sonrisa en su rostro. David y Jessica hablaron durante toda la noche y crearon una amistad mientras miraban a Marina. Por la mañana, David tomó una decisión y salió.
Pero de vuelta en la habitación de Erica, ella estaba lista para irse. “¿Sabe dónde está mi marido?”, le preguntó a la enfermera Maite.
“Oh, señora. Lo vi salir, pero dijo que volvería pronto”, respondió la enfermera.
“Ah, bueno. Probablemente regresará pronto. Me vestiré para ir con él. Estoy cansada de este hospital, aunque seguramente volveré para una cirugía plástica para deshacerme de este desastre”, agregó Erica.
En su cabeza, Maite juzgaba a esa mujer egoísta.
Erica llegó a la entrada del hospital y vio que su esposo se acercaba con un ramo. Ella sonrió, pensando que David ya no estaba molesto. Pero él pasó de largo, y la sonrisa de Jessica se desvaneció por completo. “¡¿A dónde vas?! ¡David! ¡David!”, ella gritó.
Pero David siguió adelante como si no la hubiera escuchado. Erica lo siguió y lo vio entregándole las flores a Jessica.
Pareja agarrando a una bebé. | Foto: Pexels
La enfermera Maite estuvo allí y fue testigo de todo. “¿Por qué le está dando flores a esa extraña mujer?”, preguntó Erica a la enfermera.
“Creo que esta experiencia maternal no es lo único que usted tendrá que olvidar”, aseguró la enfermera, con sarcasmo.
Y sí que tenía razón. David se divorció de Erica y se casó con Jessica unos meses después. Juntos criaron a la pequeña bebé a la que Erica nunca quiso.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Tienes opciones pero también responsabilidades. Cuando se trata del embarazo, una mujer puede elegir qué hacer, pero debe seguir su elección de manera responsable. Erica no quería problemas y lo perdió todo.
- Alguien más podría valorar lo que tú quieres descartar. Erica no quería a su bebé, mientras que otra mujer sufría. Jessica vio un tesoro, mientras que Erica vio una carga.
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